En Octubre 2017 empecé a experimentar un deterioro de mi salud física. Inició con inflamación de un par de ganglios en el lado izquierdo de mi cuello. Aquellos ganglios desaparecieron en dos meses y reaparecieron dos meses después, en Enero de 2018. Para marzo había nacido ya mi pequeña hija, Manelyk Gwendoline. Y atribuía la aparición de dichos ganglios (indoloros) al estrés que me provocaba el mantener una familia con escasos ingresos.
Para agosto del año 2018 se me presentaron varios síntomas alarmantes, entre los cuales están: escalofríos, sudor y fiebre nocturnas (mayor a 38°), y dolor en el vientre bajo (a nivel del apéndice), hecho que me hizo acudir a un sub-centro de salud pública, donde me diagnosticaron mal (tuberculosis) y me recetaron antifímicos para tal enfermedad. Sin embargo, mi salud se empeoró poco a poco. Dos meses luego, no podía ejercer fuerza o movimientos que me demandarán esfuerzo físico común, debido a que mis pulmones estaban infiltrados con líquido. Fue cuando empecé a dudar sobre mi diagnóstico médico y empecé a acudir a otros neumólogos: dos doctores en consultorio particular y uno en Sagrada Familia; hicieron exámenes y llegaron a la misma conclusión: cáncer.
En tal situación, acudí al Hospital del Guasmo, donde revisaron mi caso con los exámenes siguientes: tomografía, rayos x, ecografía, de sangre y orina; dando como resultado una ausencia de tisis o tuberculosis, y una presencia tumoral. Ante tal situación me indicaron podían hacerme una biopsia, pero en diciembre de ese año (siendo octubre, 2018).
El 29 de octubre tuve exámenes de sangre y orina en el sub-centro de salud, donde me suministraban las medicinas para la tuberculosis. Luego, acudí a SOLCA con los exámenes que me hice particularmente donde me diagnosticaron cáncer. Estando ahí, recibí la llamada de la Administradora del sub centro de la Isla Trinitaria y me pidió regresar con el argumento de: "los valores de sus exámenes son críticos". Una vez ahí me dieron una derivación al Hospital del Guasmo, donde intentaron enviar a casa. Ante mi negativa, y amenaza con denunciarlos, la mañana del 30 de octubre me trasladaron al Hospital Luis Vernaza, Institución que me hizo todos los exámenes para realizar un diferencial sin errores: desde biopsia hasta punción. Era noviembre de 2018 y el diferencial fue Linfoma de Hodgkin tipo esclerosis nodular (C81.0). Empecé a recibir quimioterapia en diciembre de ese mismo año.
Contactarme:
Durante aquél lapso de tiempo, de 2008 a 2013, tuve la suerte de ingresar a laborar en la empresa productora agrícola perteneciente a una de las familias más acaudaladas del país, Agricola Quirola & Quirola S. P. R., donde tuve varios cargos (desde auxiliar hasta asistente en departamentos como: Archivo, Mecanización, Bodega, Contabilidad, Auditoría, etc.) hasta llegar a ser considerado en Talento Humano como Auxiliar, primero, y Asistente de planta, después, debido a mi conocimiento avanzado en Excel. Cargo que ocupé hasta mi salida en 2013 por renuncia voluntaria debido a mis estudios universitarios en Psicología, ya que los horarios no me permitían ejercer ambas actividades.
Tuve un paso breve en la Escuela Contable de la Universidad Laica Vicente Rocafuerte (de la Ciudad de Guayaquil), donde estudié el pre-universitario de la carrera Ingeniería en Contabilidad y Auditoría. Estudio que abandoné por falta de recursos. En 2012, ingresé a estudiar Psicología en la Facultad de Psicología de la Universidad de Guayaquil, gracias al cambio de Políticas públicas en la Educación Superior, la cual garantizó la gratuidad en la educación.
Una vez más, como notable pero poco reconocido estudiante, fui mención de mis docentes y compañeros de aula. También fue una época de graves cambios personales como la separación de la madre de mi primogénito, con quien tuve una relación de 7 años.
En 2013, desempleado, fui llamado a laborar como Asistente de Recursos Humanos en una modesta empresa familiar llamada Frutos Bellos Frubell SA, donde, de igual forma, me convertiría en un miembro fundamental, debido a carácter proactivo y mis amplios conocimientos en Microsoft Office Excel, y demás programas informáticos.
En 2014, empecé un proyecto de activismo social con la creación de un espacio para incentivar la lectura y el estudio académico mediante un blog llamado La Biblioteca Digital que contiene online, a día de hoy, cursos y libros digitales. Dicho proyecto me llevaría a aprender, entre otras cosas: HTML básico, Marketing Digital, uso de las herramientas en Redes Sociales, etcétera.
Años más tarde, en 2017, fue cuando conocí al amor de mi vida, Tamara Milena Rizzo Torres, con quien procreé a mi bella hija, Manelyk Gwendoline. Fuimos felices, a pesar de la austeridad de la vida que podíamos darnos debido a mi renuncia voluntaria para emprender un pequeño negocio que empecé en Octubre de 2017: cyber La Biblioteca Digital, en honor a mi blog.
Los años posteriores fueron fecundos en el área académica e intelectual. Cursaba mis estudios secundarios, como ya dije, en el Colegio Nacional Experimental Aguirre Abad, donde ingresé al primer año (de colegio, un término también en desuso) siendo el menor de todos mis demás compañeros.
Pronto, mi mente fue seducida por las artes, la literatura y las demás ciencias humanistas, y rechazó la topología de lleno, así como el ejercicio. Me decanté por los derroteros de las letras y fue como di con la poesía. Mis primeros autores influyentes serían los conocidos como poetas malditos o de la Generación decapitada, en especial Medardo Ángel Silva.
Debido a esta escapatoria intelectualoide, tuve un paso austero pero notable en la secundaria; puesto que, aunque se me reconoció un intelecto superior a la norma, no tuve logro alguno más que un reconocimiento por mi participación en un recital de poesía, en el 2004, por parte del Dr. Ignacio Carvalho, de quien fui discípulo en la poesía y de quien recibí influencia directa, pese a que jamás me impartiera clase alguna.
Ese mismo año, 2004, hube de tomar la difícil decisión de escoger una especialidad (ahora los estudiantes se gradúan con una especialidad general en Ciencias) y me dediqué a las Ciencias Sociales, aunque siempre tuve interés por ciencias variadas. Para esta decisión hube de necesitar apoyo de la orientadora vocacional, Alisva Rodríguez (una de las pioneras en actuación televisiva del Ecuador), que con varias baterías psicológicas me permitió reconocer en mí un talento para las letras y el arte del dibujo.
Ulteriormente, me fue bastante bien en ciencias como Psicología, Filosofia, Literatura, Historia, Idiomas extranjeros, y otras similares, y no muy bien en Electricidad, Matemáticas, Estadística y Física, etcétera. Fue por ello que tampoco tuve mayor reconocimiento al finalizar la Secundaria. Cabe decir que, en el año 2006, pospuse mis estudios por carencia financiera, lo que me obligó a retomar forzosamente el estudio en 2007 y a graduarme el 14 de febrero del 2008. Este hecho (la graduación) fue recogida por uno de los mayores diarios a nivel nacional, El Universo.
Fue durante este año sabático: 2006, que ingresé al mundo laboral, primero como aprendiz de mecánica automotriz, y después como vendedor puerta a puerta. Ya en 2008, y graduado con 18.13 de puntaje, fui empleado en un cyber, lo que me provocó curiosidad por la informática. Este mismo año superé mi mutismo selectivo.
Poco tiempo después, conocería a quien se convirtió en mi primera esposa, Cinthia María de la Cruz Sánchez, que era poco más de 4 años menor y con quien procreé mi primogénito, Gustavo Sebastián en abril del año 2011.
Medios de contacto:
Nacido por cesárea en el seno de una familia humilde, la noche del 10 de Julio de 1990, en la Maternidad Sotomayor de la Ciudad portuaria de Guayaquil (Guayas, Ecuador), siendo el segundo hijo de tres hermanos, y único varón.
Mis primeros años de vida transcurrieron afables y serenos, siendo yo un saludable infante, pese a las necesidades propias de un hogar disfuncional y de pocos recursos. Siendo aún bastante pequeño (de 2 o 3 años de edad), sufrí mi primer accidente y me fracturé la clavícula al caer de un mesón. Fui tratado por los médicos del Hospital del Niño P. Icaza Bustamante, lo que mereció el uso de yeso en el tórax durante algún tiempo.
Por un tiempo, ambos progenitores tuvieron que laborar, y quedé al cuidado de mi hermana mayor. Separados mis padres, siendo yo de aproximadamente 3.5 años, ingresé a estudiar la primaria cerca de mi domicilio, en la Cooperativa Cristal, en el Guasmo Sur, suburbio de la Ciudad que me vio nacer. A la edad de 4 años cursé el primer grado (una nomenclatura en desuso).
Años después, pasé al cuidado de mi señor padre, cuya residencia era la Ciudad costera de Esmeraldas (Esmeraldas, Ecuador). Una de las anécdotas de este cambio del domicilio, fue que junto a mi hermana menor nos extraviados al llegar a Esmeraldas. Sin embargo, fue en esta Ciudad donde pronto descubrirían un precoz desarrollo intelectual que me otorgó la exoneración de un año escolar. La institución donde estudiaba era el orfanato Nuestra Señora de Loreto, sitio en que estuve junto a mis dos hermanas y que se convertiría también en nuestro hogar temporal.
Mi segundo accidente sucedió siendo de aproximadamente 8 o 9 años de edad. Jugaba, junto a mis primos, al escondite en una calle céntrica de la ciudad de Esmeraldas, cuando fui arrollado por un taxi, debido a mi propia inobservancia. Fui trasladado de emergencia en el mismo automóvil y estuve convaleciente durante varias semanas, tiempo en que no acudí a clases.
Cursé el sexto año y último escolar en la Escuela Fiscal Mixta Francisco Campos (hoy, Unidad Educativa Fiscal). Fue ahí donde culminaría la primaria siendo apenas de diez años, y el menor de mi clase. En estos años de escolaridad primaria, fui instruido arduamente en la lectura, y privado de recreación necesaria para una infancia normativa.
Por un tiempo, ambos progenitores tuvieron que laborar, y quedé al cuidado de mi hermana mayor. Separados mis padres, siendo yo de aproximadamente 3.5 años, ingresé a estudiar la primaria cerca de mi domicilio, en la Cooperativa Cristal, en el Guasmo Sur, suburbio de la Ciudad que me vio nacer. A la edad de 4 años cursé el primer grado (una nomenclatura en desuso).
Años después, pasé al cuidado de mi señor padre, cuya residencia era la Ciudad costera de Esmeraldas (Esmeraldas, Ecuador). Una de las anécdotas de este cambio del domicilio, fue que junto a mi hermana menor nos extraviados al llegar a Esmeraldas. Sin embargo, fue en esta Ciudad donde pronto descubrirían un precoz desarrollo intelectual que me otorgó la exoneración de un año escolar. La institución donde estudiaba era el orfanato Nuestra Señora de Loreto, sitio en que estuve junto a mis dos hermanas y que se convertiría también en nuestro hogar temporal.
Mi segundo accidente sucedió siendo de aproximadamente 8 o 9 años de edad. Jugaba, junto a mis primos, al escondite en una calle céntrica de la ciudad de Esmeraldas, cuando fui arrollado por un taxi, debido a mi propia inobservancia. Fui trasladado de emergencia en el mismo automóvil y estuve convaleciente durante varias semanas, tiempo en que no acudí a clases.
Cursé el sexto año y último escolar en la Escuela Fiscal Mixta Francisco Campos (hoy, Unidad Educativa Fiscal). Fue ahí donde culminaría la primaria siendo apenas de diez años, y el menor de mi clase. En estos años de escolaridad primaria, fui instruido arduamente en la lectura, y privado de recreación necesaria para una infancia normativa.
En 2000, graduado de la primaria como un estudiante notable pero sin logros académicos rimbombantes, regresé junto a mi hermana menor a mi natal Ciudad, al cuidado de mi abuela paterna, en un hogar humilde y de corte cristiano protestante (evangélico) casi extremista. Fui instruido en la religión y casi privado, una vez más, de la recreación necesaria; hecho por lo cual tuve casi ningún amigo y una personalidad introvertida, al punto de desarrollar mutismo selectivo (hacia las mujeres).
Aquél año, sin embargo, fue grato para mí lograr obtener un cupo en una de las mejores instituciones de educación secundaria en el país: el Colegio Nacional Experimental Dr. Francisco Xavier Aguirre Abad. Luego de intensas y extenuantes jornadas para matriculación. Esta gestión se la debo a mi señora madre.
Aquél año, sin embargo, fue grato para mí lograr obtener un cupo en una de las mejores instituciones de educación secundaria en el país: el Colegio Nacional Experimental Dr. Francisco Xavier Aguirre Abad. Luego de intensas y extenuantes jornadas para matriculación. Esta gestión se la debo a mi señora madre.